RUTA 5.- VIRGEN DEL ESPINO.

BREVE DESCRIPCIÓN.

     El camino hacia la Ermita de la Virgen del Espino nos lleva desde el pueblo a través del Cordel del Toril primero y caminos vecinales históricos de Los Molinos después, atravesando varios prados y dehesas de Robles y Fresnedas, un paisaje único, paralizado en el tiempo y modelado por el hombre desde hace siglos.

FICHA TECNICA DE LA RUTA:  Salimos del pueblo, en el punto de encuentro. Longitud: 9 km. Altitud máxima: 1150 m. Desnivel: 100 m. Duración: 4 h. Dificultad: Baja.

DESCRIPCIÓN DE LA RUTA:

     El camino hacia la Ermita de la Virgen del Espino, es conocido por todos los molineros. En verano, el día 15 de Agosto, se celebra allí la romería que cuenta con una gran devoción entre los vecinos del pueblo, y además se colocan unos puestos para ofrecer comida y refrescos, y se dan premios a caballistas y romeros. Esta celebración,  en la que el pueblo participa de la subida de la Virgen desde el pueblo, y después  de la ceremonia religiosa y de otra más lúdica y popular que además se hace en la Dehesa del pueblo, llamada de Fuentepajar, aúna en sí misma, costumbres y naturaleza, pues el lugar en el que todo esto ocurre es un lugar especial, lleno de magia, con unas vistas espectaculares de la Sierra de Guadarrama y en pleno campo. La dehesa es un magnífico ejemplo de como se ha mantenido a lo largo del tiempo, este lugar eminentemente ganadero,  y  como conserva además de los usos tradicionales del hombre,  una vegetación con carácter propio,  modelada por el hombre desde hace siglos, y que actualmente,  es una dehesa municipal, es decir… de todos. Sin salir de ella, se puede disfrutar de una hermosa fresneda, con ejemplares realmente antiguos y de gran porte,  Robles melojos  igualmente impresionantes, y la vegetación arbustiva típica del robledal, como son los matorrales espinosos, entre ellos la zarzamora, los espinos (que son los que dan el nombre a la zona, en este caso se refieren a los Majuelos o espino blanco), los endrinos, los rosales silvestres, y también se pueden encontrar los cambroños y las retamas de distintos tipos. Sería bonito, poder conservar siempre esta dehesa, como ejemplo y representación de ambas cosas, el uso tradicional del hombre y la vegetación más representativa de las dehesas serranas.

    No es difícil en esta dehesa, observar los fresnos desmochados, que se sigue la tradición de hacerlo y podar el fresno, aunque no parece que con los mismos fines con los que se hacía antes. Yo siempre pensé, que se podaban los fresnos como todo el mundo dice, para fortalecer su porte y sus ramas… pero nada más lejos de la realidad, desde antaño esto se hace para que las nuevas ramas que brotaban de nuevo cada año, sirvieran para dar de comer a las vacas en los momentos más complicados del año, donde había escasez de hierba …o cebada… de ahí que el hombre, que no da puntada sin hilo, hiciera esto año tras año, alterando la fisonomía del árbol, y dándole ese aspecto de tronco gordo, desproporcionado, con respecto a las ramas tan característico de las fresnedas. Aún recuerdo con nostalgia, el día que los quintos de mi generación, fuimos a la dehesa a cortar leña con el camión de Fausti, para luego prender la hoguera en el Pradillo y saltar la hoguera…tradición molinera que no se sigue actualmente, al menos que yo sepa… y todas estas cosas se pueden observar en la dehesa, además del ganado que permanece allí desde Abril hasta Diciembre.

     A lo largo del camino,  recorremos otra Vía Pecuaria importante, llamada El Cordel del Toril, que une el Cordel de Valladolid con la Cañada Real de Merinas, y por lo tanto unía la Cañada con el paso más importante de la Sierra de Guadarrama en la Edad Media, que era el Puerto de La Tablada, de origen árabe y que por tanto tiene mucha historia. En este punto, quiero recordar que por Los Molinos, pasan 5 Vías Pecuarias,  lo cual nos da una idea del cruce de caminos ganaderos que era nuestro pueblo desde hace siglos… y a los lados del cordel, durante todo este trayecto podemos disfrutar de los magníficos prados y dehesas ganaderas de Los Molinos,  siempre verdes hasta que en verano, se siega la hierba,  dominadas por los fresnos y salpicados por robles melojos, forman un  equilibrio ambiental importante,  en el que además de alimentar el ganado, logran vivir numerosas especies vegetales y también animales, durante todo el año, y especialmente en primavera… la dehesa se convierte en un bullicioso lugar en el que los pájaros de todo tipo no paran con sus cantos y con sus trabajos para hacer nidos… Desde el tramo final del camino, ya muy cerca de la ermita, se puede contemplar  un  espectacular paisaje de la Sierra de Guadarrama, con las montañas más altas al fondo y en primer plano las dehesas molineras. Al volver, podremos contemplar,  siempre con admiración, La Pradera de Villareal, casi siempre verde, y llena de agua y ganado. Es una pradera en medio de Las Dehesas, un oasis de verdor, en el que merece la pena pararse a contemplar la hermosa e imponente  vista panorámica que tenemos de La Peñota y toda su cuerda, espectacular desde este lugar, desde La Peña del Cuervo hasta los picos de La Peñota.

     Atravesando de nuevo hermosos y frondosos prados, llegaremos a el lugar conocido por todos como Los Llanos, un lugar magnífico y espléndido donde pasear, y sentir el susurro del viento, y el sonido del agua al cruzar el arroyo Majaltobar o el arroyo Peñota,  es un lugar de recreo para el pueblo, desde donde volvemos a tener una hermosa vista de la Sierra de Guadarrama,  despejada desde este lugar y en el que podemos contemplar desde muy cerca, La Peñota, El Montón de Trigo, Los Siete Picos, La Bola del Mundo y La Maliciosa,  con sus picos nevados en invierno,  según sube la altitud de las cumbres, y los verdes pinares hasta las mismas rocas graníticas…

     También es importante la presencia del agua en todo el recorrido, salpicado y atravesado por los arroyos más importantes de Los Molinos, que nacen en la cuerda de La Peñota, el   arroyo, Majaltobar, Peñota, Navarderas e Irrios, y al final por la zona de la Ermita, también baja el arroyo de las Atalayas.  Todo lo que habitualmente vemos cuando subimos por este camino, como podéis ver, tiene su importancia, y recorrer estos caminos, tan históricos, tan bonitos y tan llenos de vida, no debe de ser algo trivial para nosotros, que debemos valorar en su justa medida, y no caer en el error de pensar que es un camino cualquiera,  sin nada especial,  a pesar de que a nuestros ojos, parezca un camino normal…

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